jueves, 17 de abril de 2008

EL PEJE A LA MEDIANOCHE

¡Aguas, señores legisladores!
No se les vaya a colar el peje a la medianoche.

A ninguno de ustedes se le ha ocurrido que el siguiente paso del tenebroso López sea intentar proclamarse presidente de México en nuestros recintos legislativos.

Basta observar con atención los extraños movimientos del caudillo, leer un poco de historia (la nacional y la de los peores dictadores fascistas; y también la de López, la personal), para adivinar cómo y hacia dónde piensa ir ésta vez.

Aprovechando la presencia de masas delirantes en las calles, y con sus legisladores incondicionales dentro de las Cámaras, llegado el momento, todos en un descuido serían invitados a fungir como testigos de honor de la toma de protesta, donde López en su demencia es capaz de "disolver" al Congreso y nombrar un nuevo Constituyente ahí mismo.

Antes de que avancen las probabilidades de que esta locura posible ocurra, acorde con el caracter mesiánico y de autoinmolación del peje, es preciso poner orden y no ceder ante el chantaje o la amenaza. El Estado debe utilizar ya todos los medios legales y legítimos a su alcance, aún la fuerza pública, para terminar con este sainete y recuperar los simbólicos -y por ello importantes- espacios secuestrados.

El tema del petróleo ha sido sólo un pretexto muy a modo para el caudillo, enmedio de su obsesiva lucha por el poder.

No es agradable, no es políticamente correcto decirlo, pero alguien en el gobierno mexicano tiene que tomar decisiones al respecto. Es cuestión de la supervivencia del Estado tal y como lo conocemos.

Históricamente, bastante daño ya le han hecho a nuestro país los caudillos patrioteros. ¿Tendremos qué soportar a otro López?