miércoles, 8 de diciembre de 2010

MORIR EN EL DESIERTO

Lo del kínder incendiado por no pagar sus dueños una extorsión, va más allá de lo que ya era intolerable en Ciudad Juárez.

Hay que situar los derechos de los niños por encima del "derecho" de los delincuentes a "trabajar" sin ser molestados.

Viendo el éxito que el uso de fuerza e inteligencia lograron en Río de Janeiro, donde los cuerpos de seguridad detuvieron o hicieron huir como ratas a cientos de narcotraficantes, debiera consultarse a los juarenses para permitir un operativo similar, cerrar todos los accesos y revisar casa por casa de la atribulada ciudad norteña.

Tendríamos, a diferencia de Brasil, la ventaja adicional de que los maleantes sólo podrían huir hacia el desierto, donde no encontrarían refugio seguro.

Publicado en "Comentarios del lector" en Reforma el 08 de dic de 2010