viernes, 28 de enero de 2011

ANTES QUE EL MES TERMINE

Termina el mes y observo que no he escrito nada para el blog. De hecho NO HE ESCRITO NADA. De diciembre para acá he estado clavadísimo en el diseño gráfico. Me inscribí en un sitio que enlaza diseñadores con clientes: he elaborado 14 logotipos, algunos mejores que otros, sin embargo a la fecha no he tenido la fortuna de ganar (pues el trabajo es por concurso).

Ya me hubiese desalentado de no ser porque llego a la conclusión que las personas, en este caso los clientes, son impredecibles en sus gustos y apreciaciones. Nadie está pidiendo un comité de artistas que evalúe lo que presentamos…así que no hay queja: mis oportunidades y mi talento son los mismos que los de los demás.

Y a nadie le importa si soy gringo o mexicano, hombre, mujer o fauno; feo o bonito: la democracia del internet nos iguala.

Sin embargo aspiro al diseño definitivo, ése que haga ver o exclamar al posible cliente: “¡es tan increíblemente evidente y bonito!” Pero hoy no me queda más que insistir hasta romper la piñata. En cuanto gane alguno lo voy a poner aquí, junto con mi galería de todo lo que hice que no ganó.

En lo oscurito sospecho con fundamentos que esta etapa creativa ha estado llena de obstáculos, a pesar de haberla trabajado con ganas: envié a principios de diciembre un libro de poemas a España, con la idea que llegase antes del 15 a Valencia.

Recuerdo cuando llegué a la oficina de DHL con mis legajos perfectamente ensobretados para no perder tiempo, y me hicieron abrirlos para después examinar hoja por hoja a ver si entre folios no aprovechaba yo para enviar ¿dinero? ¿cheques? ¿rascahueles?

Pero si conoces que en los contenedores de Manzanillo han descubierto pulpos rellenos con cocaína, o compresores atiborrados con billetes de a 100 dólares, te sientes mucho mejor por tu modesta contribución a una especie de aseguramiento de la calidad en los envíos internacionales.

¿Pero y los rayos X, los perros? Mejor no hacer preguntas bobas…

A menos que sea un presagio del siempre ansiado éxito, rastreé mi envío con paciencia y esto fue lo que sucedió: tres días después de salir del D.F. estaba en Milwaukee, una semana después en Alemania; diez días después en Francia; a los quince, plenamente rebasada la fecha límite de entrega del concurso, parecía que había llegado a la aduana de Valencia. Nada mal para un libro que siempre echamos como una botella al mar.

Para entonces las nevadas en Europa estaban de categoría cinco, y luego se registró una complicación por trámites en la oficina de Castellón de la Plana, que duró hasta que terminó el año. Nunca supe si el libro terminó por ser entregado o no.

Aparte de mi nula producción literaria, el exceso de energía mal colocada en logotipos fallidos, y mi negligencia por creer en lo que prometen las empresas de mensajería, pocas cosas merecen ser consignadas aquí (me refiero al arte, no a la vida personal, que afortunadamente ha estado llena de satisfacciones y salud).

Tal vez valdría la pena ir a contrapelo de la resignación general: en México “todo mundo” da por hecho que Peña Nieto será nuestro próximo presidente. Pero no nos gusta, no convence. Demasiado poco elocuente. Sin definiciones o convicciones puntuales. Quítale el discurso escrito y se pone a balbucear. Muchas sospechas. Demasiados olvidos. Su relación familiar con el nefasto Montiel. Los pésimos números del Estado de México. Las peores condiciones de caminos y el escaso mantenimiento a lo ya construido.

Y vemos que en todo el mundo nos rebasan por mucho, echando a andar cosas que de tan lógicas da risa nerviosa que nomás no hayamos podido ponernos de acuerdo aquí. Lo peor es que no se ve ni para cuándo. Y mucho más si consideramos que cualquiera que fuese nuestro próximo presidente, tanto de entre los probables como de entre los apuntados, ninguno tiene los antecedentes, las convicciones o el liderazgo suficientes para sacar a México de este marasmo.

Ya sé que aquí todo queremos que lo resuelva el presidente, eso está mal. Pero no debemos olvidar que nuestro pueblo, de escasa instrucción, se mueve fundamentalmente a través de símbolos, de percepciones, no de razones. Si no tenemos un presidente fuerte, un líder educado congruente bienintencionado con voluntad carisma facilidad de palabra claridad inteligencia madurez templanza conocimiento de la historia y humildad, no vamos a salir de perico perro.

Si tú desde ahora das por hecho que el Sr. Peña será el próximo aunque no te guste, yo te pregunto entonces ¿Pues qué tú no vas a votar?