viernes, 13 de julio de 2012

POLÍTICA NEOLÍTICA

Primero vinieron a buscar a los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista. Después vinieron por los socialistas y los sindicalistas, y yo no hablé porque no era lo uno ni lo otro. Después vinieron por los judíos, y yo no hablé porque no era judío. Después vinieron por mí, y para ese momento ya no quedaba nadie que pudiera hablar por mí

Martin Niemoeller (1892-1984)

Política Neolítica. Así calificó mi padre en entrevista ante los medios de comunicación al dispositivo que el PRI implementó en Tlalnepantla, en el Estado de México, y al parecer en todo el país, para hacerse de la Presidencia y de las Alcaldías de los municipios donde se encontraba en desventaja.

Dos de los golpeadores enviados por el PRI para dejarnos el mensaje, quizás todavía no puedan sentarse a gusto ni comer sin dolor en la mandíbula, pues a sus 75 años mi padre se defendió antes de caer y ser pateado por al menos veinte pelafustanes que no titubearon en tundir por igual a las mujeres que se encontraban presentes el domingo 1o de julio a las 10:40 horas a puertas cerradas en la casa de Plazas de la Colina No.70

Las cámaras de seguridad del Ayuntamiento, a unos metros del asalto, quizás registraron la llegada de las camionetas discretamente escoltadas por patrullas estatales. El caso es que con todo y una denuncia levantada de inmediato, los atacantes fueron confusamente detenidos y liberados horas después en el municipio de Naucalpan, Edo. de México.

Las "conicidencias" fueron demasiadas como para pensar en algo casual: Rubén Mendoza Ayala, candidato del PRD a la presidencia municipal de Tlalnepantla constituiría un negrito en el arroz que Peña Nieto y su equipo venían cocinando desde hacía seis años, cuando ambos compitieron por la gubernatura del Estado de México.

En aquel entonces, Rubén nos pidió a mi hermano Carlos y a mí hacernos cargo en lo que pudiéramos, del municipio de Ecatepec. Grande fue nuestra sorpresa cuando desde el día 1 de la campaña pudimos apreciar in situ el derroche de recursos económicos de Peña y su equipo. No hubo barda de Ecatepec que no fuera manchada con los emblemas del PRI hasta en los lugares más absurdos: callejones y cerradas, predios deshabitados, etc.

Peña estaba presente en la radio, en la televisión, en espectaculares, en pendones, en los postes, en millones de volantes, en gorras, en cubetas, en jarras, en cd's, en manteles, abanicos, encendedores, vasos, pelotas, mandiles, cuadernos, plumas, lápices, tortilleros, en los boletos de peaje de las carreteras.

Lo más grotesco fueron los cientos de camiones plataforma repletos de materiales de construcción que a nuestro alrededor zumbaban como abejas repartiendo sus dones por todas las colonias mientras nosotros intentábamos convencer a las personas que nos escuchaban con una mirada entre compasiva y burlesca al ver que no contábamos más que con nuestros argumentos: si votaban por el PRI ¿en verdad regresaríamos seis años después sólo para encontrarlos tal y como los habíamos dejado?

Eran tantos viajes de grava y arena que en ocasiones los camiones los descargaban en cualquier esquina para que la gente pudiera tomarlos. Llegaron las lluvias, el material se esparció y se taparon los drenajes, ocasionando todo un desastre en el ya de por sí desmadrado Ecatepec.

Nuestra gente tomó cientos de fotografías y videos, conseguimos documentos confidenciales, hicimos cartas que enviamos al Secretario de Gobernación Santiago Creel, llamamos a la prensa. Algunos priístas resentidos nos iban anunciando paso a paso de los movimientos de la corrupción y el dinero que se derrochaba a manos llenas. Nos cansamos de denunciarlo y avisar a la directiva del Comité estatal del PAN en el Estado de México. A nadie parecía importarle nada: todo eso era "normal".

Sin embargo, en 2005, la ley electoral era muy clara: el rebase en los topes autorizados de campaña implicaban la anulación de la candidatura. Pero nadie, ni en el PAN ni en el gobierno federal ¡panista! movió un dedo por mi hermano, pues ahora comprendo, él navegaba en sentido contrario a los intereses de un puñado de vivales que encuentran hasta hoy en el gobierno del Estado de México un patrimonio, un modus vivendi que no estaban dispuestos a soltar por ningún motivo.

No me toca hablar ahora de las deficiencias y errores de la campaña, que también los hubo, y graves; sin embargo lo sustancial fue ésto: hubo un acuerdo concertado superior para dejar avanzar impunemente a Peña Nieto, gastando en su promoción al menos cuatro o cinco veces el presupuesto autorizado por el IEEM.

Todos hablan de lo difícil que es comprobar semejante gasto. En lo personal sigo sin creer que podamos ser tan estúpidos y dejados como para aceptar que un anuncio espectacular se facture por mil pesos al mes, o para negar con fotografías en mano, que las bodegas del gobierno del Estado en Toluca estaban repletas de utilitarios partidistas hasta el techo. Una priísta detenido el día de la elección con un costal lleno de billetes tampoco significó nada para nadie. Fue solamente un tontito que no tuvo el suficiente cuidado, la necesaria pulcritud. Eso fue todo. A nadie le interesó enfrentarse al poder establecido.

Con todo y las evidencias de corrupción y un presidente panista, dejaron pasar a Peña Nieto. Al año siguiente, ¡qué casualidad!, fue modificada la ley electoral para que lo que antes merecía como mínimo la anulación de los comicios, fuese sancionado...con una multa.

Seis años después, en el mismo Estado de México, Eruviel Villegas repite la dosis del gasto impune, con una novedad tecnológica: el uso del dinero electrónico a través de tarjetas. La "Efectiva" circuló impunemente antes y después de la elección. Como acicate y premio. Como promesa y esperanza. Miles de mexiquenses, orillados por la ignorancia y la crisis económica, se vieron comprometidos a votar por su "benefactor". De nuevo, nada sucedió. Eruviel gobierna a pesar de que llegó al poder mediante claras violaciones a la ley electoral. Pero eso a nadie le importó.

Y como en la historia de Martin Niemoeller: ahora llegaron por nosotros. Como no pasó nada, pues el PRI y sus capos encontraron el caminito: gastaron desmedidamente para asegurarse el voto de la gente. Claro que en las urnas no vamos a encontrar la evidencia: la gente votó por el PRI. Pero señores, esto huele muy mal.

Ya sé que es muy incómodo nada más pensar en repetir la elección, con las consecuencias desastrosas que eso puede implicar para México; sé que da mucha flojera escuchar la misma cantaleta del peje y de sus burros una y otra vez; pero carajo, estos idiotas hoy tienen la razón y me angustia escuchar que la mayoría optaría por mejor dejar las cosas como están, pues siempre ha sido así, es lo "normal".

Carmen Aristegui y algunos periodistas necios están haciendo la chamba que les tocaría hacer a las instituciones. Fue penoso escuchar hoy por la mañana a un balbuceante consejero del IFE intentando explicar por qué sus atribuciones de investigación están limitadas por unos arbitrarios tiempos de ley que en la práctica nos deja a los ciudadanos en indefensión ante hechos criminales prácticamente consumados.

La mugre aflora y escurre apenas comienza uno a "googlear" la evidencia con la que se cuenta: algunos nombres, facturas, direcciones, empresas fantasmas, domicilios inexistentes, esquemas de evidente lavado de dinero. Diario escucho testimonios de amigos o conocidos que recibieron las famosas tarjetas y que vaciaron las tiendas hasta cerrarlas. De tontos van a denunciar nada ¿Pero y la PGR? ¿Y la Fepade? Todos se hacen patos, pero eso sí, están dispuestos a recibir cualquier evidencia o documentos que vayan encontrando los periodistas...!Ah! La Presidencia de México bien vale una multa.

Ya entiendo: caímos, ahora sí, enteritos, en las garras de la mafia. Mal rayo nos ha partido.