lunes, 22 de noviembre de 2010

UNA DE LOBOS

Arrepentirse no está
en la lengua de los lobos.

Celebramos el presente a diario
con el instinto vivo de la zarpa
que asuela dioses y desgarra mitos.

Si al anochecer
crepita lento el fuego
y feroces rasgamos el aire aromado
con violenta violeta;

si caminamos la obscuridad
sobre el doble filo
negro de tus ojos;

si amanece el día por tu piel
antes que por el alba misma,

cómo arrepentirse.

Cuando poseo
la cálida vertiente de tus días,
el remanso florido de tus humedales,
y en mi sendero se entreteje
la misteriosa línea de tus huellas.

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