sábado, 18 de septiembre de 2021

FANTASY BASEBALL ¿Hacia las "Grandes Ligas" de Cuba y Venezuela?

En 1939, gracias a la propaganda y el carisma hipnótico del Führer, los alemanes aceptaron como algo “inevitable” que 50,000 de sus compatriotas —en su mayoría discapacitados físicos y mentales— fuesen llevados a incipientes cámaras de gases para practicarles la “eutanasia”. Una de cada cien familias alemanas sufrió la pérdida de un ser querido en este episodio. Sin embargo, las protestas fueron débiles y escasas, y la popularidad de Hitler no solo disminuyó, sino que aumentó, afianzándose éste todavía más en el poder. El resto es Historia.

En México, es asombroso que después de medio millón de muertos por covid —la mayoría de ellos más víctimas de la imprevisión y de la irresponsabilidad de nuestras autoridades que de la enfermedad en sí—, todavía existe una gran cantidad de mexicanos dispuesta a apoyar a un presidente que evadió desde el inicio de la pandemia toda su responsabilidad en esta tragedia, que propagó desinformación al respecto de manera deliberada y que ha dispuesto para sus planes electorales y para sus calenturas petroleras los recursos que podrían haberse utilizado para salvar cientos de miles de vidas y patrimonios familiares.

Lamentablemente la propaganda ha cumplido su función, y machacar a diario unas cuantas frasecitas desde las conferencias de Palacio Nacional, junto con el manejo perverso de símbolos que despiertan emociones, ha servido —como sirvió con eficacia este mismo método en la Alemania nazi o en la Italia fascista—, para alienar la mente y el corazón de millones de ciudadanos.

Las señales de las últimas semanas son cada vez más ominosas: hay un intento desesperado y descarado de nuestro presidente por desmantelar nuestras instituciones en busca de “alinear” a México con las “Grandes Ligas” de las tiranías de Cuba y Venezuela. Busca encajarnos un modelo de desarrollo que es combinación de fracasados experimentos europeos y latinoamericanos del siglo XX: un nacionalismo racista y pobrista apoyado en la militarización, en los combustibles fósiles, y en una soberanía mal entendida que ya no tiene cabida en el mundo contemporáneo.

Luego de extender una afrentosa invitación a los festejos de nuestra Independencia hacia el “presidente” de Cuba, heredero y representante impuesto de una dictadura familiar que lleva más de 60 años en el poder en un país donde hay partido único y no existen elecciones libres, en ausencia de la fuerte condena que ello ameritaría por parte de nuestros políticos de oposición, afortunadamente han sido los mismos cubanos —el pueblo— quienes han reclamado a López Obrador el despropósito de darle foro internacional a semejante personaje.

Los que nos oponemos a este malogrado “proyecto de nación” vemos con angustia que ya tenemos medio cuerpo adentro del subdesarrollo y la autocracia, y que los partidos políticos de oposición casi no hacen nada para impedir que la pesadilla se consume o se prolongue en la forma de una dictadura disfrazada (Noticia de hoy por la mañana: anoche arribó a México el dictador venezolano Nicolás Maduro para unirse a una conferencia donde se propondrá “sustituir” a la OEA). Veo dirigencias partidistas temerosas de enfrentarse enérgicamente al corrompido poder presidencial y eso es hasta cierto punto explicable.

Pero allá ellos. Los ciudadanos no podemos depender de que el poder les apachurre o les suelte las colas a los dirigentes partidistas que osen desafiar la voluntad del presidente, a fin de extorsionarlos e imponernos un proyecto transexenal tan malo o peor como los que hemos padecido cuando ellos tuvieron la oportunidad de gobernarnos bien y no lo hicieron.

Es urgente que la sociedad civil vaya perfilando figuras públicas capaces de hacer frente y detener este intento de prolongar en México un periodo de oscuridad solo comparable a los momentos más sombríos y ridículos de otro López en nuestra historia: “Su Alteza Serenísima” López de Santa Anna.

Se requiere de personajes con inteligencia y experiencia, hombres o mujeres de trayectoria exitosa en sus ámbitos (no necesariamente políticos) que representen un contrapeso positivo a las “cualidades” del caudillo que está pretendiendo perpetuarse en el poder.

Yo avanzaría el nombre de Ricardo Anaya Cortés. Él ha levantado la mano otra vez, y nuevamente es perseguido por el gobierno actual como lo fue por el anterior (Todo terminó con el clásico “usted disculpe” una vez que se le desacreditó ante el electorado; hoy, a través del “testigo protegido” Lozoya, buscan repetir el numerito).

Si no gusta la opción de Anaya, adelante con las críticas, pero ojalá que vengan acompañadas por más opciones. Porque si no nos movemos y proponemos rápido, a partir de 2024 nos vamos a quedar otros seis años empantanados en Macuspania, jugando béisbol de fantasía: el deporte del rey.