lunes, 30 de mayo de 2011

CARTOGRAFÍA

Detrás del enrejado
de paralelos y meridianos
la Tierra grita sin descanso
en inaudible gemir hacia el deshabitado espacio.

Dios juega a los dados sobre el plano
retrocediendo casillas o avanzando
en su cósmico Serpientes y Escaleras, con desgano.

La lupa agranda países comarcanos
que ya no existen, señoríos amurallados:
ciudades perdidas del instante humano.

Se escucha el rumor al acercarnos
de la gente que erigió los abandonados
templos y las estatuas, en batalla perdida de antemano.

Ellos dividieron su acotado páramo,
sembraron las fronteras del imaginario
mapa gobernado
por fugaces ciudadanos.

A ellos Nada les parece demasiado.

martes, 26 de abril de 2011

¡HACIA ROMA Y MÁS ALLÁ!

¿Desde cuándo es importante para un estado laico fortalecer relaciones con un estado religioso a través de una ceremonia de beatificación? ¿Ello beneficiará a nuestra economía? ¿generará inversiones? ¿fomentará el empleo en México?

Nuestro presidente puede creer en lo que se le antoje, inclusive en dogmas medievales. Pero se le olvida, lamentablemente se le olvida, ignorando nuestra historia, que su investidura nos representa a todos los mexicanos.

Es una lástima su decisión de asistir, ya que mediante este hecho nos confirma mundialmente como lo que somos: un país subdesarrollado, gobernado por personas supersticiosas e ignorantes.

jueves, 31 de marzo de 2011

DON JESÚS MENDOZA ROLDÁN


A la pregunta de cómo le iba, invariablemente respondía que sólo a los bueyes les iba mal.

Lo recuerdo reinando los domingos desde su cama destendida, cuando hacíamos la visita semanal o quincenal a Petén 604 en la Narvarte.

Yo, acostumbrado por mi madre a levantarme diariamente a las seis de la mañana sin distingo de fines de semana o vacaciones, encontraba aires de pashá en el abuelo cuando hacia el mediodía nos recibía en su recámara, enfundado en su bata de seda, rodeado por el séquito de sus numerosos hijos, mis tíos.

En su casa siempre había fiesta, o eso me parecía a mí. Fuera por los hijos e hijas adolescentes y amigueros, o fuera por el concurso de las amistades de años, el festejo era interminable con invitados permanentes, música, guitarras y comida abundante. Los Mendoza Ayala todavía conservamos su frase: “¡que no se vean miserias!”

Recuerdo la primera vez que me subí a un avión. Cumplía quince años, y un viaje a Guadalajara, Guaymas (de ahí es la fotografía que acompaña este texto), Ciudad Obregón y Hermosillo fue el regalo que el abuelo (“el superabuelo”, como después le gustó que lo llamáramos), tuvo para mí. Todavía hace unos días encontré los pases de abordar, una servilleta y los cubiertos de plástico con el logotipo de Aeroméxico que atesoré durante mucho tiempo.

En esa ocasión, a punto de que despegáramos, el abuelo leía sin inmutarse el periódico del día con la noticia a ocho columnas de un accidente aéreo en alguna ciudad de los Estados Unidos.

Para tranquilizarme y no pensar en posibles catástrofes (¡era mi primer vuelo!), le pregunté a dónde había viajado, cuántos países conocía. Bajó el periódico y parado arriba de sus cincuenta o cincuenta y cinco años me dijo: “le he dado dos veces la vuelta al mundo y pienso darle una tercera...”, para luego hacer una larga enumeración de lugares con nombres extraños. Instantáneamente deslumbrado, en ese entonces me planteé ser algún día como él, la mitad de él aunque fuese.

A donde nunca iré va a ser al carnaval de Río de Janeiro, dijo. Por qué no. Porque con mala suerte te toca un maricón disfrazado. Siguió leyendo su periódico, mientras yo me maravillaba de ese hombre que había viajado tanto, que de vez en cuando se asomaba para ver con naturalidad los paisajes grandiosos que se iban desplegando abajo de nosotros, y que a mí me tenían extasiado.

Las reuniones de los domingos en la casa del abuelo incluyeron muchas veces una improvisada función de cine: por muchos años él filmó sus viajes. En este momento recuerdo unas hermosas vistas del Cañón del Colorado proyectadas entre anécdotas y risas y comentarios chuscos de los parientes y amigos que estábamos de visita.

Mucho tiempo después, me comentó que un día decidió no volver a tomar película de nada, salvo unas cuantas fotografías quizás, al darse cuenta que en realidad se había perdido los detalles en vivo de todo lo que conoció.

Así como le gustaba lo bueno, el lujo, disfrutaba también de conocer la vida de los lugareños humildes con quienes platicaba; desayunar en los mercados, encontrar frutas o platillos exóticos (descubrimos juntos el “zapote domingo” en Veracruz).

Él me enseñó que las dos horas de espera después de la comida para poder meterte a la alberca eran sólo un mito, una absurda pérdida de tiempo (“en cincuenta años no le ha pasado nunca nada a tu abuelo por meterse al agua después de comer”).

Era enemigo de los psicólogos y de las personas solemnes. No le daba muchas vueltas: la vida había qué disfrutarla y abordarla con decisión. Punto. Lo demás eran tarugadas de gente ociosa, preocupada por ver hacia qué lado zurrabas.

El abuelo era audaz. Nunca dudó en emprender un negocio que le pareciera interesante, y para hacerlo recorría países, hacía amigos, se allegaba de información.

Como entre sueños recuerdo su fábrica de hieleras y tortilleros de marca FRI-O-CAL, bajo la razón social de JEMESA (Jesús Mendoza, S.A.).

Su alberca de pequeñas esferas de plástico poliestireno (material novedoso que él introdujo en México), era un auténtico mar de diversión blanca de donde a mis cinco o seis años me sacaban con pesar.

En los años sesentas, el abuelo y mi padre montaron el stand de Jemesa en la Feria del Hogar. Ahí le obsequiaron tortilleros a Gustavo Díaz Ordaz, quien recorría la exhibición. Existe una foto de aquel “histórico” momento, donde me parece que estoy de pantalón corto y peinado con limón, sentado sobre el mostrador observando al presidente mientras le hacen el regalo.

Es leyenda la cantidad de edificios y casas que el abuelo adquirió o construyó. Ignoro cuántos, pero sé que llegó a poseer una buena cantidad de ellos (Mi familia vivió dos o tres años en el cuarto piso de uno de sus edificios, en la calle 6 del barrio de San Simón, que hoy forma parte de la colonia Periodistas).

Con la misma facilidad y audacia con que hacía los negocios, los deshacía. Vendía, compraba, permutaba; generalmente con éxito o ventaja, otras veces no tanto. Eso sí: siempre le alcanzó para su peregrinación anual a Las Vegas, donde era recibido con limosina desde el aeropuerto.

El tiempo y las circunstancias fueron minando sus reservas y quizás algo de su buena estrella. Los edificios se vendieron. Sin embargo, sus “últimos ahorritos” parecían reciclarse una y otra vez.

Lo que no puede negarse es que todo lo disfrutó sin reservas, y que mucho nos compartió a todos.

Recurriendo quizá a los amigos fue que pudo emplear sus últimos tiempos trabajando y viajando, que era lo que le gustaba hacer.

Fue en esa época que llegaba a comer a la casa todos los miércoles, cuando fungía como socio-director de ventas en una fábrica de aspersores y sinfonolas, productos que regaba por todo México y Centroamérica.

No recuerdo jamás haberlo visto enfermo o quejarse de nada. Pero hasta un hombre como él se doblegó con los años: la mala circulación le propinó cierta demencia senil (¿Hoy se llamaría Alzheimer, tal vez?) de la que nunca se recuperó.

Una de mis tías lo acogió algún tiempo en su casa de San Francisco del Rincón, Guanajuato, a donde lo visité con mi hija Enid, quien todavía alcanzó a conocerlo poco antes de que él muriera.

Considero que el abuelo se nos fue muy joven, a los setenta y tantos. Como todo joven, tenía mucho de qué asombrarse todavía.

jueves, 3 de marzo de 2011

MORENAZI

¿Morena? El nacional socialista López Obrador vuelve a la carga para dividirnos otra vez a los mexicanos, ahora con un discurso de índole racial, sutilmente disfrazado como un asunto de dignidad o de orgullo, identificando a enemigos y traidores a los que hay que eliminar, y presentándose él mismo y a su movimiento como “salvadores”.

López maneja tanto el lenguaje como los símbolos del inconsciente colectivo a la manera de Hitler, moviendo emociones que pudieran generar enfrentamientos absurdos entre los mexicanos. Y como pasó con Hitler, su propuesta de “regeneración” tiene el riesgo de acabar en exterminio.

Ojalá los perredistas perciban lo delicado de esta situación, y se decidan a hacer a un lado a este nefasto líder que merece el mismo destino de ridículo y olvido que se ganó a pulso el hoy abandonado Marcos.

viernes, 28 de enero de 2011

ANTES QUE EL MES TERMINE

Termina el mes y observo que no he escrito nada para el blog. De hecho NO HE ESCRITO NADA. De diciembre para acá he estado clavadísimo en el diseño gráfico. Me inscribí en un sitio que enlaza diseñadores con clientes: he elaborado 14 logotipos, algunos mejores que otros, sin embargo a la fecha no he tenido la fortuna de ganar (pues el trabajo es por concurso).

Ya me hubiese desalentado de no ser porque llego a la conclusión que las personas, en este caso los clientes, son impredecibles en sus gustos y apreciaciones. Nadie está pidiendo un comité de artistas que evalúe lo que presentamos…así que no hay queja: mis oportunidades y mi talento son los mismos que los de los demás.

Y a nadie le importa si soy gringo o mexicano, hombre, mujer o fauno; feo o bonito: la democracia del internet nos iguala.

Sin embargo aspiro al diseño definitivo, ése que haga ver o exclamar al posible cliente: “¡es tan increíblemente evidente y bonito!” Pero hoy no me queda más que insistir hasta romper la piñata. En cuanto gane alguno lo voy a poner aquí, junto con mi galería de todo lo que hice que no ganó.

En lo oscurito sospecho con fundamentos que esta etapa creativa ha estado llena de obstáculos, a pesar de haberla trabajado con ganas: envié a principios de diciembre un libro de poemas a España, con la idea que llegase antes del 15 a Valencia.

Recuerdo cuando llegué a la oficina de DHL con mis legajos perfectamente ensobretados para no perder tiempo, y me hicieron abrirlos para después examinar hoja por hoja a ver si entre folios no aprovechaba yo para enviar ¿dinero? ¿cheques? ¿rascahueles?

Pero si conoces que en los contenedores de Manzanillo han descubierto pulpos rellenos con cocaína, o compresores atiborrados con billetes de a 100 dólares, te sientes mucho mejor por tu modesta contribución a una especie de aseguramiento de la calidad en los envíos internacionales.

¿Pero y los rayos X, los perros? Mejor no hacer preguntas bobas…

A menos que sea un presagio del siempre ansiado éxito, rastreé mi envío con paciencia y esto fue lo que sucedió: tres días después de salir del D.F. estaba en Milwaukee, una semana después en Alemania; diez días después en Francia; a los quince, plenamente rebasada la fecha límite de entrega del concurso, parecía que había llegado a la aduana de Valencia. Nada mal para un libro que siempre echamos como una botella al mar.

Para entonces las nevadas en Europa estaban de categoría cinco, y luego se registró una complicación por trámites en la oficina de Castellón de la Plana, que duró hasta que terminó el año. Nunca supe si el libro terminó por ser entregado o no.

Aparte de mi nula producción literaria, el exceso de energía mal colocada en logotipos fallidos, y mi negligencia por creer en lo que prometen las empresas de mensajería, pocas cosas merecen ser consignadas aquí (me refiero al arte, no a la vida personal, que afortunadamente ha estado llena de satisfacciones y salud).

Tal vez valdría la pena ir a contrapelo de la resignación general: en México “todo mundo” da por hecho que Peña Nieto será nuestro próximo presidente. Pero no nos gusta, no convence. Demasiado poco elocuente. Sin definiciones o convicciones puntuales. Quítale el discurso escrito y se pone a balbucear. Muchas sospechas. Demasiados olvidos. Su relación familiar con el nefasto Montiel. Los pésimos números del Estado de México. Las peores condiciones de caminos y el escaso mantenimiento a lo ya construido.

Y vemos que en todo el mundo nos rebasan por mucho, echando a andar cosas que de tan lógicas da risa nerviosa que nomás no hayamos podido ponernos de acuerdo aquí. Lo peor es que no se ve ni para cuándo. Y mucho más si consideramos que cualquiera que fuese nuestro próximo presidente, tanto de entre los probables como de entre los apuntados, ninguno tiene los antecedentes, las convicciones o el liderazgo suficientes para sacar a México de este marasmo.

Ya sé que aquí todo queremos que lo resuelva el presidente, eso está mal. Pero no debemos olvidar que nuestro pueblo, de escasa instrucción, se mueve fundamentalmente a través de símbolos, de percepciones, no de razones. Si no tenemos un presidente fuerte, un líder educado congruente bienintencionado con voluntad carisma facilidad de palabra claridad inteligencia madurez templanza conocimiento de la historia y humildad, no vamos a salir de perico perro.

Si tú desde ahora das por hecho que el Sr. Peña será el próximo aunque no te guste, yo te pregunto entonces ¿Pues qué tú no vas a votar?

miércoles, 8 de diciembre de 2010

MORIR EN EL DESIERTO

Lo del kínder incendiado por no pagar sus dueños una extorsión, va más allá de lo que ya era intolerable en Ciudad Juárez.

Hay que situar los derechos de los niños por encima del "derecho" de los delincuentes a "trabajar" sin ser molestados.

Viendo el éxito que el uso de fuerza e inteligencia lograron en Río de Janeiro, donde los cuerpos de seguridad detuvieron o hicieron huir como ratas a cientos de narcotraficantes, debiera consultarse a los juarenses para permitir un operativo similar, cerrar todos los accesos y revisar casa por casa de la atribulada ciudad norteña.

Tendríamos, a diferencia de Brasil, la ventaja adicional de que los maleantes sólo podrían huir hacia el desierto, donde no encontrarían refugio seguro.

Publicado en "Comentarios del lector" en Reforma el 08 de dic de 2010

lunes, 22 de noviembre de 2010

UNA DE LOBOS

Arrepentirse no está
en la lengua de los lobos.

Celebramos el presente a diario
con el instinto vivo de la zarpa
que asuela dioses y desgarra mitos.

Si al anochecer
crepita lento el fuego
y feroces rasgamos el aire aromado
con violenta violeta;

si caminamos la obscuridad
sobre el doble filo
negro de tus ojos;

si amanece el día por tu piel
antes que por el alba misma,

cómo arrepentirse.

Cuando poseo
la cálida vertiente de tus días,
el remanso florido de tus humedales,
y en mi sendero se entreteje
la misteriosa línea de tus huellas.