lunes, 27 de octubre de 2008

PASIÓN VOLUNTARIAMENTE ACEPTADA

Cuando sonríes amanece de nuevo.

Sacrílego
impongo las manos bendiciendo tu carne:
el terciopelo vino de tu pasión
se ha derramado donde la noche.

Hemos ascendido luego
sobre aleteantes cálidas palomas.
Armiño vivo nos cobija y tiende
suave marea en inquietante calma.

No estoy hecho a la cera:
quiero tragarme sin pausa tu voz,
vendaval que desafía antiguos ritos,
y abre cajas y rompe velas, y…
la espuma es ya recuerdo de pleamar;
pero avisos nuevos de tormenta llena
acechan en el fondo de tus ojos.

Una ola murmura mi nombre:
verás, si no dispones otra cosa,
furia ciega cabalgar sobre doradas crestas.

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