jueves, 20 de junio de 2013

Woody Allen





Que Woody Allen no toque el clarinete con un nivel mínimamente aceptable para los que estuvimos dispuestos a pagar por una audición suya fue una gran decepción.

Uno asumía que valía la pena escuchar a un genial director de cine, escritor y humorista al que además le da por tocar su instrumento con su grupo de jazz los lunes por la noche en el Café Carlyle de Nueva York.

Tal vez no me informé lo suficiente. Es posible que una breve consulta a los comentarios en línea del lugar me hubiesen abstenido de asistir. Mi conclusión: sigamos disfrutando de las películas de Woody Allen, sigamos festejando su humor y su excentricidad, sus libros y sus comentarios. Y no dejemos de admirarlo en el Carlyle.

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