miércoles, 9 de julio de 2014

CROACIA Y MONTENEGRO



Desde la segunda mitad del siglo XX, millones de personas de orígenes culturales diversos convivían en relativa paz en la antigua Yugoslavia. Gracias al férreo mando del dictador Josip Broz Tito, este país había logrado mantener un desarrollo económico modesto dentro de la esfera soviética, y cierta autonomía en sus decisiones administrativas. 

Tras la muerte de Tito en 1980, Yugoslavia pasó por un periodo de frágil estabilidad; pero con la caída del Muro de Berlín en 1989 y la disgregación de la URSS, rápidamente se exacerbaron los nacionalismos en la zona.

Las tensiones entre los diferentes grupos étnicos, políticos y religiosos de la región balcánica desembocaron en una guerra atroz entre 1992 a 1995, que llevó a Yugoslavia a reconfigurarse en los territorios de las actuales repúblicas de Croacia, Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Eslovenia, Macedonia, Serbia y Kosovo.

Las razones de estos enfrentamientos no son justificables, pero se explican a la luz de una historia  que se remonta a dos mil años de sucesivos asentamientos o invasión de estos territorios por parte de griegos y romanos, ilirios, dálmatas, macedonios, eslavos, turcos, árabes, venecianos, húngaros y franceses.

Las mezclas étnicas y culturales se fueron decantando al paso de los siglos, dando lugar a grupos más o menos homogéneos en regiones específicas, y aglutinados -más que por sus características raciales- en función de particulares lazos lingüísticos y religiosos. Las divisiones geográficas fueron ajenas a estas diferencias, pues el territorio se unificó o repartió varias veces a partir de los acuerdos y tratados de los emperadores o dirigentes políticos en turno, luego de cada una de las numerosas guerras que asolaron a esta codiciada región.

Tradicionalmente, aquí siempre coexistieron de manera pacífica católicos, musulmanes y cristianos ortodoxos, debido al carácter del territorio como paso comercial hacia las regiones orientales, así como por la influencia de poderosas ciudades-Estado en el Adriático, como Venecia o Dubrovnik, que propiciaban la tolerancia y el trato cordial entre navegantes y mercaderes de cualquier raza o religión. 

No es fácil entender los recientes conflictos y las tensiones subyacentes entre las naciones balcánicas, ya que todas comparten un espacio a lo largo de la accidentada costa del Mar Adriático, así como episodios históricos de alianzas contra enemigos comunes. Sin embargo, se intuye, algo tuvo qué ver que bajo el periodo comunista la obligada convivencia se realizó a cuenta de la casi extinción o unificación de antiguas lenguas por motivos burocráticos, junto con la imposición del alfabeto cirílico; así como también la dispersión indiscriminada por toda Yugoslavia de ciudadanos pertenecientes a grupos con diferencias culturales notables, que terminada la dictadura buscaron establecerse en un territorio común y delimitado. 

Actualmente, Croacia es un lugar que sorprende por su desarrollo y su limpieza, la modernidad de sus carreteras, transporte y equipamiento urbano. Prácticamente no existen problemas de seguridad. El amplio desarrollo y la calidad de los servicios está al nivel de cualquier país europeo. De hecho, en 2015 Croacia se integrará de lleno a la Unión Europea, pues ya ha cumplido los requerimientos de ésta. Para entonces también dejará su moneda, el kuna, y adoptará el euro.

Sus playas, bosques, campos, ríos, hoteles, fábricas, comercios, museos, estadios, granjas, puertos, restaurantes, pueblos, casas, calles, jardines; todos denotan una armonía y elegancia que viene de siglos, una especie de refinamiento progresivo. El cuidado de la naturaleza y del paisaje, bien sea  heredado u obligado, es notorio. Tienen sol en abundancia, hermosa vegetación y clima agradable todo el año.

Sorprende la integración bella e inteligente que han hecho de sus cascos urbanos, que son afortunada confluencia arquitectónica de estilos: griego, romano, egipcio, veneciano, gótico, románico, bizantino, art decó y -por qué no agregarlo- hasta "soviético". Muchas de sus ciudades han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y por todos lados hay torres antiguas, iglesias, monasterios y construcciones medievales muy bien conservadas y mejor aprovechadas turísticamente.

En Croacia no existe la pobreza tal y como la conocemos en México. Si bien hay gente de mayores o menores ingresos económicos, en ningún lado del campo o de las ciudades encontramos viviendas o personas con carencias elementales.    

Los ciudadanos croatas son trabajadores, vivaces, amables y accesibles; al tratarlos difícilmente podría uno pensar en el sufrimiento padecido o en el dolor que pudieran haber infligido estas personas hace apenas unos cuantos años. Aparte de algunas ruinas que han quedado intencionalmente como testimonio, la reconstrucción ha sido total y no existen vestigios visibles de la última guerra, de la que poco quieren hablar los croatas. Ellos se refieren de manera seca pero cortés a sus vecinos bosnios, serbios o montenegrinos: "con ellos de todos modos tenemos qué convivir".

Al pasar la frontera desde Croacia hacia Montenegro, las diferencias afloran de inmediato: lo primero que llama la atención es cierto descuido en cuanto a la limpieza. De las normalizadas carreteras croatas se pasa a caminos no tan bien pavimentados, con guarniciones y señalizaciones deterioradas. Poco mantenimiento de casas y edificios. Se observa también anarquía e irregularidad en la distribución de poblados y zonas comerciales.

El paisaje, sin embargo, se torna algo más exuberante. La topografía de Montenegro es montañosa, con valles verdes salpicados de granjas y poblados pintorescos. Sin embargo, muchas casas están abandonadas o en franco deterioro.

A lo largo de sus 300 kilómetros de costa, un periodo de fuerte inversión inmobiliaria rusa -ahora en decadencia- sembró miles de edificaciones de dudoso gusto arquitectónico en las bahías y playas de Montenegro. La falta de planeación urbana es evidente: edificios en desuso, zonas comerciales ruinosas; hoteles, restaurantes y marinas fastuosas con escasa afluencia.

Muchos parques, instalaciones o edificios viejos, aún ostentan señales de la Segunda Guerra Mundial y del periodo comunista, con frases del presidente Tito grabadas en bajorrelieve. Las edificaciones antiguas, las iglesias medievales y los palacios, no alcanzan el grado de reconstrucción y mantenimiento que tienen en Croacia.   

De todas formas, el clima y la belleza natural se imponen, y a pesar de la menor calidad en instalaciones y servicios respecto a los croatas, el turismo en Montenegro es una actividad cada vez más importante. Baste señalar que Montenegro posee una entrada de mar entre las montañas, que dio lugar a las Bocas de Kotor -cuatro formidables bahías interiores con ciudades amuralladas protegidas por la UNESCO-, y que también cuenta con el único lago de la península balcánica, el Skadar, que es santuario de aves, plantas y peces endémicos.

Actualmente los montenegrinos se enfrentan a una importante disyuntiva para su desarrollo: seguir el ejemplo de su pujante vecino y adherirse a la Unión Europea -de hecho Montenegro no tiene moneda propia, por lo que utiliza el euro gracias a un convenio especial con la Unión-, o continuar abrazando la desordenada y presumiblemente corrupta inversión rusa que les ha dejado miles de elefantes blancos sin beneficio visible.



     

   

  

  









Split, Croacia
Desde el campanario



Split, Croacia
Colores














Split, Croacia
Desde Abajo



Split, Croacia
Vestíbulo en el Palacio de Diocleciano

Hvar, Croacia
Redundancia















Hvar, Croacia
León de San Marcos
















Hvar, Croacia
Desde la Fortaleza



Hvar, Croacia
De México para el mundo




















Dubrovnik, Croacia
Fachada



Dubrovnik, Croacia
Daños Colaterales

Dubrovnik, Croacia
Fuente














Cavtat, Croacia
Transparencias



Cavtat, Croacia
Mausoleo













Bocas de Kotor, Montenegro
Bahía



Kotor, Montenegro
Plaza

Kotor, Montenegro
Casa del Poeta












Costa de Montenegro
El Adriático

















Montenegro
Sveti Stefan

1 comentario:

Anónimo dijo...

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