lunes, 13 de octubre de 2014

CASO IGUALA ¡Ya estamos hartos!

Ya todos estamos hartos de que nuestras autoridades "se hagan patos". Es una vergüenza que a más de 15 días de ocurrido el secuestro de 43 estudiantes en la ciudad de Iguala, Guerrero, no haya una explicación coherente de cómo ocurrió, ni sepamos dónde podrían haberse llevado a esas personas. 

Iguala no está al otro lado del planeta. Es México. Ahí hay celulares, internet, carreteras, cámaras, helicópteros, GPS, tecnología de punta. Desde hace varios días los "autodefensas" guerrerenses mencionan una iglesia abandonada en el "Alto Balsas" donde tienen retenidos a los estudiantes desaparecidos, un lugar al parecer tan inaccesible como si fuese un lugar remoto en los Himalayas. ¿A nadie le ha interesado confirmarlo o desmentirlo de inmediato, echar un vistazo? Se supone que la federación está volcada en Iguala con sus peritos investigadores y con toda la fuerza de seguridad del Estado mexicano. ¿En serio al día de hoy nadie sabe nada? 

Todo apunta más a intentar desvanecer responsabilidades y administrar el daño con fines electorales, que querer resolver a fondo este caso abominable. Todos nuestros funcionarios están muy cuidadosos en no tocar los intereses de siempre, aplazan respuestas y explicaciones, propician tiempos para  huídas, trámites de amparos y hasta más desapariciones.

No les interesa que se vean los sembradíos de mota o de amapola, o que alguien cuente o encuentre más fosas con los (presumiblemente) cientos de cadáveres allí sembrados; que los poderes locales con los que tan bien se entienden en términos de negocios, no se vean cuestionados por la robadera de recursos que han hecho toda la vida; que en todo caso ellos no tengan qué responder más que tan "sólo" por estos 43 desaparecidos.

Que en unos días, todo vuelva a la "normalidad", es lo que parece que quieren nuestras autoridades. No se dan cuenta que esto ya saltó al plano internacional, que empieza a dar vergüenza ser mexicano, y que dejar que en Guerrero y en todo el país las cosas sigan más o menos como estaban antes de esta tragedia, volverá inútil cualquier pretendida reforma o modernización de México.

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