lunes, 11 de enero de 2016

SI ESTO ES UN HOMBRE de Primo Levi





Me considero afortunado de apuntarme como testigo de primera mano del siglo XX, y formar parte al mismo tiempo de la segunda década del que le sigue. Lo soy también de habitar en una ciudad donde todo sucede de manera vecinal: los grandes movimientos artísticos, las modas o los terremotos económicos, se sienten en las calles de Nueva York antes que en ningún otro lugar del planeta.

   Lo paradójico es la reducida dimensión geográfica de esta urbe --cualquiera puede caminar en un día la isla de extremo a extremo y de lado a lado--, lo que no obsta para que cada banqueta, local, fachada y ventana nos muestren a diario los signos de los cambios que vienen en el planeta. Éstos se leen en el flujo permanente de letreros, arte, ropa, personas y personajes, alimentos, culturas, idiomas, razas, libros, música y arquitectura que se transforma sin cesar.

   Siempre hay aquí pequeñas y grandes novedades, cosas no vistas antes, que al final del día agregan al conjunto una nota como de sirena que suena al atardecer, con tono y duración distinta cada vez, añadida a los compases de la grandiosa sinfonía mundial.

   Caminando por los linderos del West Village --aquí las fronteras entre los barrios son cosa seria--, pasé de casualidad frente a uno de tantos cines de arte que aún salpican la ciudad, y que se van descubriendo con el tiempo. La cartelera anunciaba películas de temática relacionada con la cultura judía. También se ofrecían un par de libros a la venta. El autor de ambos: Primo Levi.

   Algo tintineó en mi cerebro. Recordé alguna frase suya, o quizás de alguien que lo había leído, señalando que "después de Auschwitz, era imposible la existencia de la poesía". Llegó también a mi mente un título: If This Is a Man. Sin embargo, ninguno de los dos libros puestos en el aparador lo llevaba.

   Encontrarme de pronto con un autor que por una sola frase se me antojaba leer, me hizo entrar al cine para adquirir en la dulcería --exhibido junto a las palomitas--, "Survival in Auschwitz", que incluía una conversación entre Primo Levi y Philip Roth.

   Para mi beneplácito, "Survival in Auschwitz" era el título comercial en inglés (¡ah, capitalismo!) de  la obra cuyo nombre original en italiano es: Se Questo è un Uomo, o sea, If This is a Man (en inglés) o Si Esto es un Hombre (en español), publicada por primera vez en Italia en 1947. 

   En ella, Primo Levi --de familia judía y ciudadano de Turín, egresado de la carrera de química--, relata cómo se involucra con las guerrillas opositoras al fascismo hacia el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta que es atrapado y deportado a los campos de trabajo y exterminio en Polonia junto con cientos de familiares y conocidos suyos.

   De manera conmovedora nos introduce a la progresiva reducción física y psicológica del hombre hasta su más primitiva esencia animal, donde se desdibujan las fronteras éticas y se justifica todo en aras de la sobrevivencia. Más que juzgar moralmente, Levi indaga con un lenguaje reflexivo en las cavernas de la naturaleza humana, encontrando destellos de valores donde no parece haber más que rapiña y degradación. Incluso ofrece un análisis del mercado de "bienes" y "capitales" en la prisión, que no tiene desperdicio en cuanto a su precisión y humor negro.

   Primo Levi no perdona ni olvida, pero tampoco le permite espacio al rencor. Describe y estudia con minuciosidad de científico todos los comportamientos que son susceptibles de nobleza o corrupción, una vez traspasados ciertos límites. Clasifica a las personas a partir de su condición de amos o esclavos, estableciendo categorías y encontrando similitudes en los extremos. Deja su testimonio como prueba de que en cualquier momento, a partir de hechos aparentemente menores, el equilibrio de la civilidad y la coexistencia puede quebrarse dramáticamente.

   En la conversación al final del libro, Philip Roth se maravilla de algo que a él le parece inusual para un escritor, y es el hecho de que Levi viviera con su esposa y su suegra en la misma casa de Turín donde habitara desde niño, (Levi murió en 1987, un año después de la entrevista) y que combinara su actividad literaria con su trabajo como director químico en una fábrica de barnices aislantes. Yo digo que la familia de la que lo despojó el campo de concentración y la disciplina de trabajo industrial a la que se vio forzado, retornaron para él de alguna manera y se quedaron para siempre en el resto de la vida de este hombre excepcional.

   Un gran autor del siglo XX y su libro fundamental, encontrados en Nueva York en el momento adecuado para mí, acompañados de un signo: leí uno de los capítulos de If This is a Man mientras masticaba lentamente un pedazo de pan, y en algún punto me di cuenta que podría ser quizás del mismo tamaño del que Levi y todos sus compañeros de prisión cortaban en rebanadas infinitesimales para engañar al hambre o para convertirlo en moneda de cambio. Al terminar, todavía con el sabor a sal en mi boca, y bajo la sombra de las intolerancias fundamentalistas que hoy se ciernen sobre nosotros, fui más consciente del extraordinario valor que siempre tiene un conjunto de palabras bien escritas.

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