lunes, 26 de octubre de 2009

ULTRASONIDOS

REVOLUCIÓN

Esta es Revolución,
la verdadera encrucijada
varada en las banquetas de San Carlos,
el PRI, la vieja escuela,
y circos que ahí se instalan.

Alguien se indignó cuando dije
- no lo recuerdo exacto- que Venecia hoy,
San Marcos aparte,
es la colonia Guerrero inundada
y también tenemos una catedral,
y Alvarado tendió aquí su puente.

Abundan los sindicatos con la plaza comprada;
los guaruras saben desde arriba
cómo está eso del poder,
y observan condescendientes
a los que ignoramos el mítin, la fuerza,
convocados por insurgentes,
de líderes que se hacen lolos.

(Todos caen en la trampa,
nadie sabe para quién trabaja…).

Los cafés de chinos y su neón fogata
ofrecen refugio a los desahuciados
para encontrar en la sal de su pan
el último beso de un día perdido.

Los hoteles, siempre de paso,
viven asidos al placer
que lentamente lame el dinero.

Pero es mejor la noche
vista desde el cuadro sucio
que resguarda los vestigios de un anónimo calor,
a estar afuera, donde las cuentas no salen:
la altura del escote es siempre según.

Por eso cuando llegues a Revolución
antes de subir asoma primero una mano,
tienta el aire: cada salida es distinta
y todas tienen la suerte volteada,
el santo de espaldas.

Compórtate con discreción,
como alguien que siempre ha estado.
Pero sobre todo jamás escuches:
pasa de largo, desatiende súplicas,
soslaya provincianas miradas.

Y si puedes, mejor, regrésate.



HACIA EL COLEGIO MILITAR

El convoy es más bello contigo adentro.
La distancia entre nosotros,
¿Depende de cuántas estaciones?

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