La lluvia se detiene un instante
y deja escrito sobre los adoquines
su mensaje secreto.
En el estanque los patos buscan
por debajo del agua
la contraseña para este día
que se extingue entre cometas,
águilas artificiales
y halcones verdaderos
que compiten con LaGuardia
por una corriente de aire.
Nuestros pasos se enmarcan
en un paseo de gigantes
caídos en fiera lucha elemental.
Se hace leña de ellos
a la sombra de los libros que tienen
varios bosques en su haber:
luz de incendios, inquisitoriales fogatas,
pulpa joven y aserraderos olvidados.
Los perros descifran el texto
enterrado en el paisaje
y se saludan cofrades
sin importar a qué amo sirven.
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