lunes, 29 de abril de 2013

TOMAR LA RECTORÍA

Dr. José Narro Robles
Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México

PRESENTE.

Estimado Dr. Narro:

Para muchos mexicanos, el que un grupo de delincuentes se haya apoderado de la Rectoría de la UNAM y no se promueva su desalojo inmediato por parte de las autoridades judiciales y universitarias, nos resulta afrentoso y triste.

Entiendo que a usted como cabeza de la institución, con una categoría y responsabilidad derivadas de sus méritos profesionales y académicos, le resulta complicado impulsar acciones que pudieran derivar en una violencia que nadie desea.

Pero no es asunto de matar a nadie. Es cuestión de devolvernos a los mexicanos algo de lo que cada día nos arrebatan los vivales que se han ido apoderando de nuestras carreteras, de nuestras rancherías, de nuestras escuelas, de nuestras cárceles, de las oficinas de nuestros partidos; y en sentido estricto y hasta en el figurado, de nuestros Congresos.

Frustra que profesionales de la extorsión y del chantaje, unos cuantos aquí y allá, sean capaces de poner en vilo al país entero, sin que al parecer nadie pueda hacer nada para evitarlo. Es eso lo que nos hace subdesarrollados, despreciables, parias ante los ojos de la comunidad internacional.

Esperar un imposible diálogo con personas que no lo desean, o que dicen solicitarlo mediante el secuestro y la violencia es estéril; a menos que usted apele al aburrimiento y al olvido, como ocurrió en el sexenio del presidente Ernesto Zedillo, cuando se mantuvo cerrada la Universidad por casi un año hasta que finalmente se recurrió...a un desalojo judicial.

¿O es opción entregar también la Torre de Rectoría a los que mantienen secuestrado hasta hoy el Auditorio Justo Sierra, en aras de evitar una confrontación con ellos?

Más allá del secuestro de los edificios, de su valor como patrimonio histórico; y que a pesar de ello la Universidad pueda seguir operando como institución. ¿no considera usted grave que sean los menos, los cobardes, delincuentes resguardados en el anonimato, personas ajenas a la institución, quienes usufructúen para sus fines el valor simbólico de los inmuebles, el incumplimiento de obligaciones de que hacen gala autoridades de todas las instancias y niveles?

La fuerza de la razón en este caso hace mucho que dio de sí. Los torcidos argumentos de estos vándalos no los hace sujetos de condiciones especiales. Es penoso que la ignorancia avance por un camino que no le corresponde, y se pongan a disposición de los violentos las mayores consideraciones, en detrimento de un ideal universitario que hoy parece lastimosamente abandonado.

Respetuosamente,

Roberto Mendoza Ayala
No. de cuenta 83800056 

Enviado a la oficina del Rector y a los principales medios periodísticos.






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